Rosario discute su destino, pero nadie escucha

Lo inquietante no es que el debate recién empiece. Lo alarmante es el desinterés. ¿Cómo puede ser que una ciudad de más de un millón de habitantes, con los desafíos de una metrópolis, siga funcionando bajo reglas pensadas para pueblos de otro siglo, y nadie parezca notarlo? Rosario podría definir cómo se vota, cómo se organiza, cómo se representa. Pero al parecer, a nadie le importa.

Rosario25/07/2025Redacción 12noticias.tvRedacción 12noticias.tv
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Rosario sigue esperando. Esperando que alguien la escuche. Esperando que alguien se anime a emanciparla.

🗣️ OPINIÓN | Por Sebastián Repetto 📰 Para 12noticias.tv 

Este viernes, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, comenzó algo que —por su trascendencia institucional— debería estar en la tapa de todos los diarios, en el prime time de los noticieros y en la conversación de cualquier mesa de café. Pero no. Mientras en Córdoba y Moreno se discutía el futuro de la autonomía municipal, la ciudad más importante de la provincia seguía con su vida normal, como si se tratara de un acto de egresados más.

La comisión de Régimen Municipal de la Convención Constituyente sesionó por primera vez en Rosario, abriendo el debate sobre una cuestión tan central como postergada: la posibilidad de que las ciudades —y especialmente Rosario— dejen de ser organismos tutelados por el poder provincial. Municipios sin autonomía real, apenas ejecutores de políticas ajenas. Como dijo el convencional Diego Giuliano, “municipios en cautiverio”.

Lo inquietante no es que el debate recién empiece. Lo alarmante es el desinterés. ¿Cómo puede ser que una ciudad de más de un millón de habitantes, con los desafíos de una metrópolis, siga funcionando bajo reglas pensadas para pueblos de otro siglo, y nadie parezca notarlo? Rosario podría definir cómo se vota, cómo se organiza, cómo se representa. Pero al parecer, a nadie le importa.

La reforma constitucional de Santa Fe avanza, y con ella, la posibilidad de construir herramientas de gestión modernas, propias, eficaces. Aun así, la sociedad parece mirar para otro lado. ¿Será porque hablar de “carta orgánica” suena a museo? ¿Porque la política perdió la capacidad de vincular los grandes temas con la vida cotidiana de la gente?

Giuliano intentó derribar uno de los mitos más resistentes: que autonomía significa más impuestos. Falso. Lo que se discute acá no es pagar más, sino decidir más. Gobernar con responsabilidad y con recursos que hoy la provincia concentra. El problema es que una autonomía real implica ceder poder, y eso, en la política santafesina, es pecado capital.

No es casual que muchos de los que hoy se sientan en esa comisión tengan en la mira los sillones más codiciados. Rosario siempre fue un trampolín político. Por eso la pelea por presidir esa comisión no fue menor. Pero una cosa es ambicionar poder, y otra muy distinta es usarlo para transformar. La gente ya no distingue entre una y otra. Y ese descreimiento, esa indiferencia, es quizás el peor síntoma de todos.

El 1º de agosto, el Concejo Municipal será sede de la próxima audiencia pública. ¿Cuántos rosarinos se van a acercar? ¿Cuántos saben siquiera que ese día se juega una parte de su futuro?

Mientras tanto, Rosario sigue esperando. Esperando que alguien la escuche. Esperando que alguien se anime a emanciparla. Pero también, esperando que su propia gente entienda que ser ciudadano no es sólo reclamar limpieza o seguridad. También es participar del debate de fondo: el de quién decide, cómo y para quién.

Porque si no nos importa quién tiene el poder, después no nos quejemos de cómo lo usa.

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