El fracaso asegurado para todos los que tienen el derecho de fracasar.
escribe Carolina Mantegari
del AsisCultural, especial
para JorgeAsisDigital.com
Facundo Manes, Cisura de Rolando, tonifica a la Unión Cívica Radical (partido que en el siglo XXI venía a los tumbos).
Pero de pronto pasa a la ofensiva. El Efecto Manes altera los trebejos de la Coalición Juntos por el Cambio. Y perturba a PRO.
La UCR arrancó 2000 en el poder. Con Fernando De la Rúa, El Radical Traicionado. Adherido al imaginario progresista del centro izquierda.
Para estrellarse a finales de 2001. Y asomar en 2007 con la módica transversalidad inventada por Néstor Kirchner, El Furia.
El kirchnerismo posibilitó que el radical Julio Cobos, El Cleto, acompañara como vice a La Doctora presidenta. Hasta el “no positivo”. 2008.
Para resurgir en la proximidad del poder en 2015. Adherido al imaginario líder de la centroderecha. Mauricio Macri, El Ángel Exterminador. Hasta 2019.
En 20 años la UCR atravesó por el progresismo -con Chacho Álvarez- al republicanismo del Ángel.
Escala técnica en El Furia.
Oscilaciones de la identidad que persistió intacta. Sin escrúpulos paralizadores, siempre cerca de los salarios.
La receta perfecta
La complejidad se explica mejor desde la simpleza.
Base teórica del naturalismo. Riesgo de sumergirse en la patología del realismo socialista.
Para introducir el significado del Efecto Manes se recurre a otro repaso.
Cambiemos, la antesala de Juntos por el Cambio, deriva del inteligente matrimonio político de conveniencia recíproca.
El modernismo de PRO se enlaza con la centenaria UCR.
Para acabar con el menemismo agotado, Raúl Alfonsín, El Providencial, en 1999 inventó la Alianza con la relativa izquierda.
Para acabar con el kirchnerismo agotado, Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca, inventó la alianza con la relativa derecha.
El uno para el otro. En 2015 PRO tenía un buen producto para postular como presidente. Pero carecía de telaraña territorial.
UCR mantenía su armado en el territorio. En cada pueblo había un odontólogo, un cajero de banco, alguna psicopedagoga militante. Pero carecía del producto taquillero.
Combinaba perfectamente la atractiva cabeza de PRO (sin esqueleto), con el esqueleto de la UCR (sin cabeza atractiva).
Faltaba el insumo de la transparencia. Fue el aporte blanqueador de la Coalición Cívica. Batallón ético de la señora Elisa Carrió, Referencia Moral.
Macri era la figura taquillera (PRO). El buen producto para ser desperdiciado.
Sanz, en nombre de la UCR, aportaba territorialidad. Rosqueaba con el hombre de la rosca. Emilio Monzó, El Diseñador (adherido entonces al Ángel).
Carrió aportaba el insumo de la transparencia que sabía cotizar.
La moral siempre fue cara. La receta era perfecta.
Taquilla del marketing. PRO. Telaraña del territorio. UCR. Blanqueo a la cal. CC.
Agotamientos circulares
Al terceto debía incorporarse el agotamiento del modelo kirchnerista.
Y el profesionalismo sustancial de los grandes medios de comunicación. Anotados en la cruzada que recreaban (y en gran parte dirigían).
El triunfo del Ángel, en 2015, fue un angustioso trámite administrativo.
El menjunje descripto derivó en el epílogo catastrófico que facilitó la recuperación de La Doctora.
En 2019 el kirchnerismo volvía a conquistar los cargos.
Pero lo más notorio era el fenómeno del agotamiento circular. Compartido por el vencedor y el vencido.
Antes de cumplir el primer año, el gobierno de La Doctora -que preside Alberto Fernández, El Poeta Impopular- ya mostraba signos prematuros de envejecimiento.
Con los “funcionarios que no funcionan”. Incertidumbre perdurable y tendencia estructural a justificar el fracaso protector.
Todo era culpa de la maldita pandemia.
La carta superadora
Pero al Poeta Impopular no se le permite fracasar tranquilo. En paz. Aunque se desgasta en formidables méritos para lograrlo. Lo toman en j…
Y los agotados que tuvieron el epílogo catastrófico están ansiosos por fracasar otra vez.
Fracaso asegurado para todos los que tienen el derecho de fracasar.
La cuestión que en Juntos por el Cambio se disponían a repetir las claves elementales de la receta perfecta.
Se multiplicaban las figuras taquilleras. Presidenciables.
Por el Efecto Manes, el enigma de la centralidad no se reduce a la rotonda que se le abre a la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo.
¿Va por la provincia, como quiere el Ángel? El presidenciable, con sed de Segundo Tiempo, por la vuelta.
¿O va -lo más probable- por el Maxi Quiosco del Artificio Autónomo? Como lo quiere el presidenciable natural. Horacio Rodríguez Larreta, Geniol.
¿O La Chica de Flores se reserva para ir directamente por la presidencia en 2023? Como quisiera.
Pero si desde la rotonda toma el camino del Maxi Quiosco, La Chica de Flores deberá confrontar con la señora Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, La Yiya (también presidenciable).
Antes del Efecto Manes, todo, en efecto, era PRO.
Geniol prefiere reservar la Provincia Inviable para Diego Santilli, El Bermellón (que quiere ser gobernador).
Aunque entonces salga a enfrentarlo el mini gobernador de Vicente López. Jorge Boga Macri, El Primo (que era) Pobre. Quiere ser gobernador y evitar otra importación de porteño.
Tampoco quiere porteños Joaquín de la Torre, El Ancho de San Miguel, que se ilusiona con la gobernación.
Como Diego Valenzuela, El Historiador, o el mismo Monzó, que hoy rosquea para consumo personal.
Pero no hay que olvidarse nunca de la Referencia Moral.
Carrió abandonó por cansancio la Cámara de Diputados y ya descansada quiere volver, en primer lugar.
Radicales melancólicos y agrandados
Pero justo cuando abundaban los jugadores taquilleros que creían tener asegurado el centro del ombligo, se reproduce el Efecto Manes.
El neurólogo de Salto genera la movilización entusiasta de las psicopedagogas, de los abogados inquietos, los odontólogos sensibles.
De abnegados militantes y dirigentes de la UCR, que ponen el partido a disposición de Cisura de Rolando.
Pese al ninguneo y a los barquinazos, los radicales vuelven a ser adictos a la esperanza.
Sienten que la coalición se encuentra en deuda con el Partido.
Creen que lanzaron, con el Efecto Manes, la carta superadora.
Para no ser más complementarios ni conformarse con los caramelos de madera de los cargos.
Melancólicos y agrandados ahora van por el protagonismo, merced al Efecto Manes.
A la apuesta por Facundo que quiere ser, modestamente, presidenciable.
Como Geniol, el Ángel, La Chica de Flores o La Yiya.