“Cada vez trabajo más horas pero me alcanza para menos”; “sacamos un crédito para pagar la tarjeta”; “Dejé mi trabajo para quedarme con los chicos en casa”; “los comedores vuelven a estar llenos”; “mi hermano está perdido en la droga”…
Estas frases aparecen una y otra vez en las charlas que tenemos con amigas, compañeras de trabajo y vecinas en los encuentros que tanto extrañábamos estos años de pandemia donde no podíamos juntarnos ni a tomar mates.
”¿FMI?¿De qué me estás hablando? yo sólo estoy pensando en cómo pagar el alquiler de este mes”
Cuando discutimos el FMI, deudas de millones y millones de dólares, acuerdos internacionales, nos resultan, muchas veces, nos es difícil opinar y entender… pues se han dado un trabajo para que así sea.
Es que no se puede comparar una deuda con el carnicero de la esquina, por ejemplo, con la deuda externa, con los mecanismos que tienen los organismos financieros usurarios y los imperialismos con los países dependientes como el nuestro.
No es la lógica de un préstamo para que pueda comer una familia, sino que es una herramienta más de dominación, de pérdida de soberanía nacional, y un gran negocio que es seguir endeudados. No es pagar para desendeudarnos, sino refinanciar para seguir pagando intereses. Es decir: vivir pagando para morir debiendo.
En estos momentos discutimos particularmente el acuerdo que hace el gobierno Nacional con el FMI sobre un préstamo de características inéditas (muy muy grande, u$s 50 mil millones) que este organismo le dio al gobierno de Macri, del cual nuestro pueblo no vio ni un solo peso. Por el contrario, se la fugaron.
El gobierno negocia con el FMI cómo pagarles esa estafa. A cambio el FMI nos controla el presupuesto nacional, dicta recomendaciones de cómo juntar dólares, y cómo se puede ahorrar…para darles a ellos, claro.
En general estos acuerdos en la historia argentina y en toda América Latina trajeron consecuencias que perjudican al pueblo en general y a nosotras en particular.
Apunto tres:
1- El ajuste en los salarios y la flexibilización laboral
2- El ahorro en carteras como educación, salud, vivienda y energía.
3- La entrega de nuestros recursos y el fortalecimiento de un modelo de país proveedor de materias primas e importador de productos industrializados.
1- “Me sobra mes al final del sueldo”
Maestras, enfermeras, empleadas domésticas… los rubros de cuidados son los que mayormente ocupamos las mujeres. Allí, en las áreas dónde los sueldos son más bajos y la precarización es más común.
Según el INDEC, en el 2020 en las edades centrales (30-64 años) mientras 8 de cada 10 varones trabajan fuera de casa, solo 5 de cada 10 mujeres lo hacemos. Las tasas de desocupación y subocupación son más grandes para nosotras que para ellos (13.1 Vs. 10.6 de desocupación y 14.2 Vs. 12.8 de subocupación).
Otro dato, entre las personas ocupadas, cada $100 que gana en promedio un varón, una mujer gana $79.
La inflación como herramienta de ajuste de salarios es la que predomina en este momento en la Argentina, que junto con medidas de flexibilización laboral que avanzaron en los últimos años, principalmente con el macrismo (Ley de ART, homeoffice, reformas jubilatorias, etc.), todo el pueblo trabajador se ve perjudicado, y la brecha de género se agudiza.
2- “Saqué un crédito para pagar la tarjeta”
Según informa el INDEC en el sector de la salud y de los servicios sociales, el 70% de personas ocupadas son mujeres. Los recortes a través de la inflación y ajustes presupuestarios en las carteras de salud o educación nos afectan directamente como trabajadoras de estas áreas.
Pero además estos recortes nos afectan a todas de una manera particular en nuestros hogares. Las familias se ven obligadas a endeudarse para pagar los útiles, los jardines, los remedios, el alquiler… Así ante la reducción del rol del Estado en la provisión de servicios básicos, los hogares recurren al endeudamiento privado para acceder a los mismos.
En definitiva, para pagar al FMI la estafa de Macri, nos endeudamos nosotras con bancos, tarjetas de créditos, familias, prestamistas…
Y esto repercute en nuestra carga de trabajo no remunerado. Trabajar más adentro de casa, en las labores domésticas, en el cuidado de niños y ancianos, en el apoyo escolar, en la cocina, para poder ahorrar los pesitos que se pueda. Encarar un emprendimiento, trabajar doble jornada, volver a casa a trabajar más. En la Argentina, 8 de cada 10 mujeres hacemos las tareas del hogar (mientras solo 5 de cada 10 varones lo hacen).
En tiempos de crisis y escasez no sólo se depositan mayores tareas en las mujeres dentro del espacio doméstico, sino que además somos quienes nos organizamos en nuestros barrios asumiendo más trabajo voluntario.
3- “Dicen que allá hay un trabajo para mí”
La profundización de un modelo extractivista, donde la riqueza de nuestro suelo, subsuelo y aguas son el tesoro que ven los imperialismos para llevarse divisas, trae aparejado, además de la destrucción del ambiente que habitamos, escasez de fuentes de trabajo, desempleo y la explotación de nuestros cuerpos.
Sólo hace falta ver los datos de la Procuraduría de trata y explotación de personas de la Argentina. Los informes que esta dependencia presenta muestran que la mayor cantidad de denuncias sobre trata de personas, donde la mayoría de las víctimas son mujeres y niñas, se dan en los puntos de la Argentina dónde el extractivismo está asentado:
-Mar del Plata y Bahía Blanca, la costa de explotación marítima
– Comodoro Rivadavia, centro de explotación petrolera
– Pampa húmeda (Rosario, Paraná, Gran Rosario, Córdoba y Pcia. Bs As.) centro de explotación de tierras y exportación de cereales
-Misiones, centro de la explotación forestal
-San Juan y Catamarca, centros de las explotaciones mineras
Además, en los últimos informes de la Protex, los casos tomados y en vías de resolución dan cuenta de que la mayoría de las víctimas son mujeres, oriundas de las provincias más pobres del país, secuestradas para la explotación sexual en las grandes urbes y en los centros de saqueo, o para explotación laboral en fincas, estancias y talleres textiles.
Los proyectos de ley de Megaminería en Chubut, de extracción de petróleo off shore, los acordados con el consejo Agroindustrial, la licitación de la Hidrovía del Paraná, así como los incendios y la negativa a la ley de humedales, apuntan a profundizar este modelo que el FMI aplaude.
La deuda es con nosotras.
Nos deben la emergencia en violencia contra las mujeres. Nos deben un mejor salario.
Nos deben los anticonceptivos. Nos deben la salud.
Nos deben la comida. Nos deben la tierra.
Nos deben el desmantelamiento de las redes de trata.
Nos deben las instituciones de cuidado de niñes, enfermos y ancianos.
Nos deben nuestros momentos de ocio.
Nos deben nuestros ríos. Nos deben las Malvinas.
Nos deben una justicia con perspectiva de género. Nos deben justicia.
Nos deben la independencia…Porque en un país dependiente como el nuestro, somos las menos soberanas.
No al acuerdo con el FMI. Las deudas se pagan, las estafas no.