La agente de la policía bonaerense cayó asesinada por dos delincuentes que intentaban robarle su arma reglamentaria. Le envió una desesperada nota de voz de WhatsApp a su marido, también policía, pidiendo ayuda.
“¡Me tiraron un tiro! ¡Me tiraron un tiro! ¡Me muero! ¡Me muero!”. Dos oraciones repetidas fueron la últimas desesperadas palabras de Lourdes Espíndola quien con 25 años cayó asesinada cuando intentaron robarle su arma policial con la que se ganaba la vida ejerciendo su vocación.
El audio, divulgado por Mauro Szeta en C5N, es desgarrador. A la agente de la policía bonaerense se la escucha desesperada con muy poco aire. La apnea se porque el disparo mortal le entró por el esternón del lado izquierdo, y le lastimó el pulmón y la arteria carótida. El mensaje sirvió para que su marido y camarada de armas, Fernando Altamirano de 34 años, llamara a otra agente quien de inmediato la trasladó al Hospital Posadas.
El hecho ocurrió minutos después de las 18.30 del sábado. Lourdes terminó estaba haciendo horas adicionales en el peaje de Quintana, en la Autopista del Oeste en la localidad bonaerense de Ituzaingó. Con chaleco y uniforme esperaba el colectivo para ir a buscar a su hijo de seis años que la esperaba para cenar como todos los días. Su mamá nunca llegó ni llegará.
Dos ladrones, que serían sus homicidas, se percataron de su presencia y se bajaron de un auto para robarle. Buscaban el arma de Lourdes seguramente para cometer un sinfín de delitos. Espíndola se resistió y la balearon con su propia pistola reglamentaria en el esternón. Malherida mandó el audio desesperado al WhatsApp de Fernando con quien soñaba comprarse un terreno y construir un hogar.
Su anhelo quedó frustrado en la noche del domingo. Perdió mucha sangre y no registraba actividad cerebral. Sus familiares decidieron desconectarla y donar sus órganos.
