Éxito total. Así podríamos definir al resultado final del Maratón “Día del Empleado de Comercio” que se disputó en la celeste y cálida mañana del domingo con recorridos de 4 y 8 kilómetros.
Éxito por la cantidad de inscriptos, que llegaron a los mil, pero que en la competencia sumó a alrededor de 250 entusiastas más que se agregaron al maratón.
Impecable el trabajo de la Asociación Rosarina de Atletismo, que tuvo a su cargo la fiscalización y muchas otras tareas que ayudaron a que el encuentro se desarrollara con absoluta prolijidad.
Las remeras azules con la inscripción del logo del Sindicato se adueñaron de la mañana dominguera en la zona cercana al Monumento Nacional de la Bandera, desde donde los maratonistas emprendieron el ritmo de competencia.
Exactamente un minuto antes de las 9, hora fijada para comenzar el maratón, se vivió uno de los momentos más emotivos al darse la orden de partida para dos no videntes que lo hicieron junto a sus acompañantes y para un chiquito con discapacidad motriz llevado por su mamá en un cochecito especial.
La remera de la mamá, en su espalda, tenía una leyenda que todo el mundo vio y a la que adhirió espontáneamente. Decía: “Para nosotros nada es imposible”. Un verdadero ejemplo.
Y, a las 9, el enorme pelotón de maratonistas dio rienda suelta a sus piernas en busca de los respectivos objetivos de 4 y 8 kilómetros, los que fueron recorridos dentro de los tiempos tradicionales que se marcan en esas distancias.
Al momento del retorno al punto de partida, la colocación de una medalla coronaba la tarea cumplida.
Los registros oficiales marcaron lo siguiente: corrieron 584 varones y 416 mujeres (más los no registrados porque no estaban inscriptos). Diez años tenía el maratonista de menor edad, y 91 el de mayor.
Luego de la entrega de copas a los tres primeros de las distintas categorías, ceremonia de la que participaron los diputados provinciales Marcelo Picardi y Germán Mastrocola, junto a directivos del gremio, todos los maratonistas coincidieron en señalar: que se repita¡¡¡.
