Rosario Central está en una situación límite, impensada hace 6 meses, cuando ganó la Copa Argentina.
En realidad el equipo no juega bien desde la época de Coudet. Los buenos resultados en los clásicos y la baja categoría de los equipos que pelean el descenso, le permite todavía tener un mínimo oxígeno para la temporada que viene.
El comienzo de Bauza fue óptimo, ganó los primeros 3 partidos, pero después de la caída ante Racing, todo fue cuesta arriba. Ganar la copa fue más obra del azar que por fútbol, pero la obtuvo y es suficiente para que los Canallas estén agradecidos con él. Luego de su despido fue contratado Ferrari, que tuvo un paso penoso incluyendo eliminación ante Sol de Mayo por Copa Argentina. La llegada de Cocca es todavía pronto para analizarla, pero presenta una mejoría. Aunque la caída en Supercopa ante Boca dejó secuelas.
El plantel terminó en deuda por lo que se gastó en formarlo. Los colombianos nunca rindieron y varios ya cumplieron su ciclo en el club. El caso de Herrera es especial, el gol ante Newell’s lo catapultó a ídolo, además de haber sido uno de los más regulares junto a Ledesma. Seguramente haya una gran depuración en el equipo.
Uno de los errores más grandes, fue no incluir juveniles al equipo. La interrupción de algunos como Villagra o la explosión de Lovera significó una mejoría. Pocos minutos les brindaron los DT, sobre todo Bauza. Esta acción además de generar competitividad, significa un patrimonio económico presente y futuro en la institución.
Rosario Central se tiene que mentalizar que va a pelear por no descender, pero que tiene una pequeña ventaja sobre los otros equipos. La pretemporada y los nuevos refuerzos van a jugar un papel clave en un equipo, que está caído por haber perdido todo lo que jugó en los primeros meses de 2019. Material tiene.
Por Juan Marcos Denize para 12Noticias.tv
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