La última sesión del Concejo Deliberante rosarino, tuvo un momento de alta tensión.
El contexto de la misma fue la suba del dólar que en esos momentos tocaba los 40 pesos.
“Sé que me va a interrumpir porque voy a utilizar malas palabras, señor presidente, pero la verdad que todo se va a la mierda”, comenzó su intervención Juan Monteverde, el líder del bloque de Ciudad Futura.
Luego de hablar de la devaluación y sus consecuencias, Juan Monteverde se dirigió a Roy López Molina, a quien le dijo: “”Aquí hay uno que casi no participa de la sesión y se la pasa con el celular”, dijo.
Sin medias tintas, le espetó: “Cobrás 90 lucas, López Molina, rata, y con lo que valen tus zapatos viven tres familias”, opiná de lo que está pasando en el país López Molina, no te escondas”.
Monteverde, un claro exponente del populismo autóctono, utiliza las mismas recetas mediáticas que sus pares de “Podemos” en España: mensajes efusivos contra el neoliberalismo, o en este caso hablando de los 90.000 pesos de dieta que cobra Roy López Molina; pero lo que no mencionó Monteverde es que él cobra una igual remuneración.
Algo que algún lector desde el llano quizás no pudo observar, es que las palabras de Monteverde no estaban dirigidas a Roy López Molina, sino que en realidad estaban dirigidas a las cámaras, y que el resultado fue el logrado, la viralización del video y hasta la tapa de los tabloides de la ciudad. Sumado a esto, logró el protagonismo deseado, dejando a los ediles kirchneristas y socialistas en el territorio de Corea del Centro, como simples espectadores.
EL SINCERICIDIO DE MONTEVERDE
“Cuando la gente venga a prender fuego este edificio (Palacio Vasallo), yo voy a estar con la gente y con la nafta”, expresó el concejal de Ciudad Futura.
Esta declaración a la que luego calificó como una metáfora provocó que un abogado rosarino lo denuncie penalmente, pero comunicacionalmente esta frase está en sintonía con los discursos de los líderes populistas latinoamericanos o españoles quienes recurren a mensajes violentos, quizás sólo para la tribuna, porque cuando por ejemplo Ciudad Futura tenía que votar en su momento el endeudamiento municipal habían transformado su discurso, ya no hablando desde la trinchera, sino como políticos moderados y accesibles a los pedidos de la Intendenta Mónica Fein, lo que provocó que el resto de los partidos de izquierda los critiquen duramente, y en ese momento “Ciudad Futura” era la que había quedado en Corea del Centro.