Coto, su patota y la perversidad para despedir a trabajadores

Coto, su patota y la perversidad para despedir a trabajadores

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La cadena de supermercados Coto, que gana cifras siderales en el país pero se las lleva al exterior, acaba de despedir a compañeros trabajadores por “la inminente puesta en vigencia” en Rosario de la Ley 13.441, de Descanso Dominical.

Una vez más, esta firma que hizo exactamente lo mismo cuando se trataba el por entonces Proyecto de Ley en la Legislatura santafesina, y lo repitió cuando el Concejo Municipal de Rosario adhirió a la ley provincial, desconoce las instituciones democráticas y pretende avasallarlas quitándoles las fuentes de trabajo a nuestros compañeros.

La actitud de Coto evidencia una vez más la más absoluta falta de respeto a una ley emanada de la Legislatura santafesina, promulgada luego por el entonces gobernador Antonio Bonfatti, y luego hecha suya por la Municipalidad de Rosario para que rija a partir del primer domingo de julio.

Y también repite la metodología patoteril llevando esta mañana a jefes disfrazados de empleados a protestar a las puertas del Concejo, intentando amedrentar a los ediles de los bloques que votaron a favor de la medida, lo cual repitió horas más tarde frente a la delegación Rosario del Ministerio de Trabajo de la provincia.

Decimos que se reitera en sus actitudes de patota porque es bueno recordar que, cuando la ley fue aprobada por la Cámara de Senadores y por la Cámara de Diputados de Santa Fe, barras bravas burdamente disfrazados de trabajadores, arremetieron contra el edificio de la Legislatura, provocando una serie de destrozos en su frente y en los alrededores.

Lo mismo hicieron luego en el Concejo Municipal, cuando el cuerpo legislativo rosarino se aprestaba a dar su adhesión a la Ley 13.441, llegando exactamente como se manejan las barras bravas. Sin embargo, los concejales de las distintas bancadas no se dejaron atropellar y por amplísima mayoría la ordenanza de adhesión fue aprobada.

Con respecto a los despedidos, algunos compañeros tenían muy pocos días de contratados, lo cual transforma al hecho, cuanto menos, en un verdadero acto de perversidad, que si bien es cierto no es nuevo, igualmente merece nuestro más amplio repudio.

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