Mar del Plata: No le tomaron la denuncia por no estar “suficientemente”...

Mar del Plata: No le tomaron la denuncia por no estar “suficientemente” golpeada

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Anabella Poggi vive en Mar del Plata y hace 10 días que no sale de su casa ni para trabajar. ¿El motivo? Tiene miedo de que su ex novio pueda hacerle daño, sobre todo después de que en la comisaría minimizaran la denuncia de la joven.

“Nunca pensé que me podían atender tan mal.Fui a la Comisaría de la Mujer, la oficial no me miró en ningún momento y todas las cosas que me preguntó las puso al revés de cómo fueron. Le dije que tenía golpes en mi cuerpo y puso ´agresión psicológica y verbal´”, indicó Anabella al portal MinutoUno.

Luego de un violento episodio que la joven de 22 años tuvo con su novio fue que se animó a hacer la denuncia en la Comisaría de la Mujer. Sin embargo, tuvo que acudir a otra dependencia policial para sentir un poco de alivio.

“Yo estaba temblando y lo único que me dijeron fue que si lo volvía a ver llame al 9112, contó. Luego fue a la comisaría 1° de Mar del Plata para hacer una nueva denuncia y contar que todo lo que habían redactado en el informe estaba mal.

“Puede ser que estuvieras muy nerviosa”, le respondieron. A pesar de la humillación, Anabella logró una restricción perimetral contra su ex.

Anabella conoció a Mauricio -su ex pareja- ocho años atrás. Era compañero de su hermano mayor y uno de sus mejores amigos. En su adolescencia habían tenido un pequeño romance pero después ella inició una relación con otro chico que duró 5 años. Anabella recuerda que durante todo ese tiempo, Mauricio la persiguió y la esperó. “Cuando terminé la relación nos volvimos a ver. Siempre se aparecía en los boliches a los que iba y ahora me doy cuenta que todo era una obsesión”, relató.

Durante el primer mes de noviazgo tuvo un episodio violento donde tras discutir con ella la tiró al piso y le quebró el brazo. “Me pidió tanto perdón, se puso a llorar como un nene que realmente pensé que estaba arrepentido y lo perdoné”, explicó. La situación comenzó a reiterarse más de lo que imaginó. “Se arrepentía. Me decía que no lo deje. Que si lo dejaba se mataba. Llegó a simular un corte con un cuchillo y hasta puso en mis manos uno y me rogaba que lo mate”, describió.

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