La vida íntima y poco conocida de Miriam Alejandra Bianchi, quien revolucionó la cumbia y se convirtió en ídolo de la canción popular argentina bajo el nombre artístico de Gilda, será llevada al cine por Lorena Muñoz en “Gilda-No me arrepiento de este amor”, un filme que rescata su autenticidad, su carisma y la reivindicación de los derechos femeninos en sus canciones.
“El título habla del amor que sentía hacia su ideal y objetivo de vida. Habla del sacrificio y los costos que le demandaron su carrera. Y en su caso, el costo para trascender fue la muerte, porque falleció en su momento más exitoso”, afirmó la cineasta acerca del filme protagonizado y producido por la actriz y cantante uruguaya Natalia Oreiro.
La película tendrá su estreno oficial en 2016, en coincidencia con el vigésimo aniversario de la muerte de la cantante, quien en la década del 90 alcanzó una enorme aceptación entre los amantes de la cumbia y la canción popular, pero falleció a los 36 años, en un accidente automovilístico en Entre Ríos, junto a su madre y su hija mayor.
A partir de su muerte, la cantante y compositora de cumbia y música tropical se convirtió en un verdadero mito popular, cuya vida íntima y menos conocida será tomada por Muñoz para realizar una biografía cinematográfica en la que además de su carrera artística abordará su niñez, la relación con su padre y su adolescencia.
“La película tendrá una línea principal que va de 1990 a 1996 y dos subtramas: una que muestra a Gilda cuando era niña y mantenía una complicidad muy linda con su padre, quien la ayudó mucho y le inculcó la inspiración artística que disparó su vocación. Y la otra es su adolescencia, la muerte de su padre, y el momento en que termina de definir su vocación musical”, adelantó Muñoz.
En una entrevista, la autora de “Yo no sé qué me han hecho tus ojos” y “Los próximos pasados”, dos largometrajes en los que abordó el género documental mezclándolo con elementos de ficción, afirmó que la película tendrá un tono melodramático porque “la vida de Gilda fue de algún modo un melodrama. Creo que eso también tiene que ver con la muerte de su padre y el amor que sentía por él”.
“El tono melodramático también tiene relación con sus 10 años de matrimonio y su separación para poder ser cantante, ya que su marido era muy celoso y no la acompaña en sus proyectos. Ella tuvo que abrirse paso sola, con mucho sacrificio, hacia la fama. Fue un derrotero tremendo para lograr su propio espacio y ser aceptada, tras haber sufrido el rechazo de su familia y del ambiente bailantero”, repasó.
Muñoz, que en relación al título del filme sostuvo que le gustan los nombres largos y que “No me arrepiento de este amor” es el tema que la vuelve diferente a la intérprete, manifestó que “es tanto lo que se conoce de la construcción del mito que ella misma generó, que lo que dejó entrever de su privacidad y su costado más humano es muy poco o casi nada”.
Muñoz tendrá como productora y protagonista a Oreiro, a la que considera “una gran actriz que, como Gilda, tiene carisma, ángel y tiene una gran aceptación tanto entre los hombres como entre las mujeres. Creo que eso tiene que ver con lo auténticas que son las dos. Ambas son muy fieles a su estilo y a su naturaleza, y las dos se sienten orgullosas de su esencia”.
“Natalia dice que ella es Gilda, primero porque es parecida físicamente y segundo porque tiene un registro de voz bastante similar. Su derrotero fue también complicado antes de ser famosa, al igual que Gilda, que atravesó sacrificios, soledades y desilusiones hasta llegar al lugar que quería ocupar”, destacó la directora.
La genésis del proyecto, según Muñoz, fue una investigación sobre la vida de Gilda -que incluyó entrevistas a familiares, a Raúl Cagnin, su ex marido, y a Toti Giménez, su productor- para el programa “Soy del pueblo”, que ella realizaba para el canal Encuentro sobre distintos mitos populares argentinos como Hugo del Carril, Tita Merello, Sandro y Pepe Biondi, entre otros.
“Fue como una especie de ejercicio e investigación para esta película. Empecé a atar cabos de la historia no conocida de ella, de su vida anterior. Tuvo una carrera muy vertiginosa y logró en muy poco tiempo una enorme popularidad. Cuando murió, estaba en la cima y a punto de dar un paso muy importante: irse a México para reemplazar quizás a Selena, que había muerto un año antes, en 1995”, recordó.
“Lo que me atrapa y entusiasma de su historia es la idea de una mujer que estudia para maestra jardinera, se casa y tiene dos hijos y es ama de casa, hasta que un día decide ir en contra de todo para convertirse en cantante de cumbia. Toma la decisión de arriesgarse a todo por el todo”, indicó la cineasta.
Y añadió: “Ella quería ser cantante y la cumbia fue el medio para trascender e innovar dentro del género musical. Fue como un milagro. Los primeros años le iba muy mal porque era flaca y cantaba muy bien. El modelo de mujer que vendía era el de las rubias despampanantes tipo Lía Crucet”.
“Hasta Gilda, la cumbia no era una música que uno fuera a escuchar, sólo se bailaba. Ella rompió un molde, empezó a hablarles a las mujeres sobre sus derechos, con contenidos en contra del machismo. Tenía una relación muy humilde con sus fans y por eso alguna vez pidió a la gente que la reconociera como la abanderada de la bailanta”.