Las imágenes muestran el momento en que la bomba GBU-43, la mayor no nuclear del arsenal estadounidense, nunca utilizada hasta ayer, impactó contra un sistema de cuevas del Estado Islámico (EI) en Afganistán.
El Pentágono difundió hoy el video del momento en que la bomba GBU-43, la mayor no nuclear del arsenal estadounidense, nunca utilizada hasta ayer, impactó contra un sistema de cuevas del Estado Islámico (EI) en Afganistán.
Las imágenes aéreas muestran el momento en que la conocida como “Madre de todas las bombas” impacta en la ladera de una montaña en el distrito de Achin, provincia de Nangarhar, con una potencia equivalente a 11 toneladas de TNT.
Una inmensa columna de humo y escombros aparece tras la explosión, que en este tipo de explosivos ocurre antes de tocar tierra para crear una potente onda expansiva capaz de derrumbar túneles y búnkers al crear un pequeño terremoto.
Hoy, el Ministerio de Defensa afgano dijo que al menos 36 miembros del EI murieron en el ataque de Estados Unidos, del cual el gobierno de Afganistán fue informado con anticipación.
Autoridades de la provincia donde ocurrió el ataque dijeron que la bomba GBU-43 destruyó un complejo de túneles construido por combatientes islámicos durante la invasión soviética y mejorado por el grupo afiliado al EI en el país que había aguantado otros bombardeos.
Los rebeldes talibanes, que combaten tanto al EI como al gobierno afgano y a las tropas estadounidenses presentes en Afganistán, condenaron hoy la “creciente brutalidad” y el “crimen” de Washington y dijeron que la eliminación del EI debe ser cosa de los afganos, no de extranjeros.
En Kabul, en tanto, el general John W. Nicholson, comandante de las tropas estadounidenses en Afganistán, aseguró hoy que la bomba GBU-43 era el arma correcta para ese ataque, informó la agencia de noticias EFE.
“Era el arma correcta contra el objetivo correcto”, indicó en una rueda de prensa en Kabul Nicholson, también máximo responsable de la misión de la OTAN en el país, en alusión a un complejo de túneles, cuevas y búnkers que el EI utilizaba como una base de operaciones.
El militar estadounidense indicó que la bomba, de 10 toneladas y una de las más potentes del arsenal convencional de Estados Unidos, es “un arma efectiva” y por ello decidieron emplearla en la campaña lanzada en marzo por las tropas afganas contra el EI.
Afirmó que la base alcanzada era un “gran obstáculo” en la lucha contra ese grupo y por ello “era el momento correcto para usarla”.
Nicholson mantuvo que hasta el momento se han contabilizado 36 muertos en el ataque, “totalmente coordinado” con el gobierno afgano, y subrayó, como ha venido informado el Ejecutivo del presidente Ashraf Gani, que no se han producido bajas civiles.
El portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Dawlat Waziri, precisó en la misma rueda de prensa que solo una familia vivía en las cercanías del lugar del bombardeo y que había sido evacuada ayer, pocas horas antes de la acción militar.
También señaló que algunos de los túneles, construidos por los combatientes islámicos afganos durante la época de la invasión soviética a Afganistán, se encontraban a 40 metros de profundidad por lo que la Fuerza Aérea afgana no podía destruirlos.
Nicholson indicó que en este momento las tropas afganas y estadounidenses están sobre el terreno y continuarán la tarea de “despeje”.
Afirmó que Estados Unidos continuará trabajando “hombro con hombro” con Afganistán para eliminar a un grupo que ha cometido, dijo, atentados contra manifestantes pacíficos, mezquitas y hospitales; ha matado con explosivos a civiles y ancianos y ha secuestrado a mujeres y niñas. “Son animales”, dijo.
En los últimos dos años, alrededor de 400 kilómetros cuadrados de territorio han sido despejados de presencia del EI en Nangarhar, el principal bastión del grupo, donde han pasado de estar presentes en 11 distritos a controlar “una pequeña zona”.
El ataque se produjo después de que el gobierno de Afganistán afirmara esta misma semana que el número de insurgentes del EI en el país es inferior a 400 y que el año pasado abatió a unos 2.500 miembros del grupo, lo que redujo su presencia a sólo dos de las 34 provincias afganas.
También la misión de la OTAN en Afganistán informó la semana pasada de que en los dos últimos años ha reducido a la mitad el número de miembros del grupo y en más de un 60 % el territorio controlado por el EI en el país.