El hecho ocurrió el martes, cuando el radar ubicado en la localidad formoseña de Las Lomitas detectó un avión que volaba a unos 70 kilómetros de la ciudad santiagueña de Monte Quemado, cuyo piloto no contaba con plan de vuelo, por lo que fue declarado como Tránsito Aéreo Irregular (TAI).
Ante esta situación se activó el protocolo correspondiente para interceptarlo y dos aviones Pampa, fabricados en la Argentina para entrenamiento avanzado pero con capacidad de combate, despegaron con la orden de interceptar al avión sospechoso.
Los integrantes del Cessna, con matricula boliviana, desobedecieron la orden de aterrizaje y escaparon cruzando la frontera hacia Bolivia.
Fuentes oficiales destacaron que los pilotos argentinos pudieron comprobar la matricula del avión en infracción, de quien se tomaron fotografías y videos y la identidad de su propietario.
Se trata de un Cessna 210, monomotor de color blanco con franjas azules que, por sus características tiene bajo consumo y desarrolla una gran velocidad, con una autonomía de vuelo de seis horas.
Es un modelo fabricado en la década del 70, que mayormente tiene entre sus principales compradores a los países vecinos de Bolivia y Paraguay y, en este caso fue comprado a Estados Unidos en 2015 por un ciudadano boliviano.
Según el informe esta intercepción se logró gracias al control aeroespacial a través de los radares que están en funcionamiento en la frontera norte las 24 horas y su poder de vigilancia es mucho mayor.
Los radares instalados en San Pedro (Misiones) y Tartagal (Salta) has mejorado su posición, perfeccionando su altura para lograr una mayor eficiencia.
A esto se sumaran los que próximamente comenzarán a operar las 24 horas en Pirané (Formosa), Villaguay (Entre Ríos), Mercedes (Corrientes) y Guasayán (Santiago del Estero).
Fuentes oficiales destacaron que en el primer cuatrimestre de 2017 se detectaron más de 200 vuelos sospechosos, tres veces más que en el mismo período del año pasado.