Tomarse el pulso diariamente a partir de los 65 años es fundamental para detectar a tiempo la fibrilación auricular (FA), el tipo de arritmia más frecuente que aumenta cinco veces el riesgo de sufrir un Accidente Cerebrovascular.
“Entre el 15 y el 20 por ciento de los ACV que se producen en el mundo son por FA, por lo que diagnosticar a tiempo las arritmias es fundamental”, apuntó Jorge González Zuelgaray, presidente de la Fundación Arrhythmia Alliance Argentina con motivo del Día mundial del ACV, que se conmemora el 29 de octubre.
El especialista precisó que “a partir de los 65 años es fundamental tomarse a diario el pulso arterial”, ya que esas personas están más expuestas a sufrir FA.
“A partir de los 60 el riesgo de padecerla se duplica con cada década que pasa. Entre los 80 y 89 años el 10 por ciento la padece; entre 70 y 79 el 5 por ciento; entre los 60 y 69 el 2,5 por ciento, y entre los 50 y 59 años se habla de un paciente por cada 80”, detalló.
“La FA es una anomalía del ritmo cardíaco que impide al corazón bombear suficiente sangre al organismo. Cuando las aurículas no se contraen en forma efectiva, la sangre se puede estancar y formar coágulos que si se desprenden y viajan al cerebro pueden causar una obstrucción”, explicó González Zuelgaray, quien precisó que la hipertensión, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo, las afecciones cardíacas y la edad son sus principales factores de riesgo.
Rafael Leal (77) tuvo un ACV a los 72 años “por no escuchar a los médicos”.
“Me hice un electrocardiograma de rutina, el médico detectó una pequeña arritmia y me pidió controles periódicos, pero como no
sentía nada no los hice”, contó a Télam Rafael, quien recordó que un año después de ese diagnóstico tuvo el episodio cerebrovascular.
El hombre refirió que unas dos semanas antes del ACV se sintió “como en un tobogán: la energía no me alcanzaba, me sentía fatigado, no tenía voluntad para hacer nada. El día del accidente estaba tomando el desayuno cuando de repente se me cayó el diario y no pude levantarlo porque no me respondía el lado derecho del cuerpo”, detalló.
“Me acuerdo todo porque estaba consciente, pero me quedé sin habla y no entendía lo que me decían; gracias al accionar rápido de mi familia y de los médicos hoy casi no tengo secuelas, pero quiero remarcar que es muy importante escuchar a los especialistas y al propio cuerpo”, reflexionó.
Al igual que Rafael, Prudencia Mateo (68) tampoco presentaba ninguno de los factores de riesgo al momento de sufrir el ACV: “Recuerdo que estaba llegando a casa y me hice mala sangre por algo. Al rato noté que no podía dejar quietas las manos ni las piernas, un ojo se me desvió y se me durmió la mitad de la boca”, contó a Télam.
“Por suerte estaba acompañada y rápidamente llamaron a Emergencias, y una vez en la clínica pudieron diluir el coágulo”, contó la mujer, que no presenta secuelas a pesar de haber sufrido un segundo episodio dos años después del primero.
González Zuelgaray, que apuntó que ambos pacientes están bajo tratamiento pero llevan una vida normal, detalló que según estimaciones, una de cada cuatro personas mayores de 40 años tendrá FA a lo largo de su vida, y destacó que está demostrado que los ACV relacionados con ese tipo de arritmia tienen doble mortalidad y causan un 50 por ciento más de discapacidad que cuando ese ACV se debe a otras causas.
“Cuando la FA se detecta, es posible tratarla y controlarla. Con una medida tan sencilla como tomarse el pulso es posible sospechar si algo está funcionando mal y consultar al especialista antes de que sea demasiado tarde”, enfatizó.
El pulso indica si el ritmo cardíaco o la frecuencia son normales. Como la frecuencia cambia según la actividad que se realice, lo mejor es controlarla al despertarse, precisaron desde la Fundación.
En adultos en reposo, la frecuencia cardíaca normal es de 60 a 100 latidos por minuto, y es importante que el pulso sea regular: “Si el ritmo es demasiado rápido o lento y no nos sentimos bien, o si es claramente irregular -aunque no haya molestias-, lo recomendable es buscar consejo médico lo antes posible”, alertaron.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas en todo el mundo sufren un ACV cada año, mientras que aproximadamente 1.700.000 mueren anualmente por ACV relacionado con FA.