El derrumbe de los mercados globales arrastró a los bonos y a las acciones argentinas.
En medio de la turbulencia global desatada por el “efecto China”, el dólar subió 1,8% en el mercado local y cerró a $ 46,68. A seis días de las PASO con este repunte la divisa retomó el nivel que tenía a fines de abril, antes de que el Fondo Monetario le soltara la rienda al Banco Central para permitirle intervenir con mayor contundencia en el mercado.
En el segmento mayorista, la moneda norteamericana llegó a $ 45,43. El peso argentino siguió la misma tendencia que el resto de las divisas regionales que se depreciaron entre 0,93% (peso peruano) y 2,12% (peso colombiano). El real brasileño cayó 1,7%.
El derrumbe de los mercados se produjo al compás de Wall Street, donde el Dow Jones bajó 2,9%. La acción más golpeada en ese panel fue la de Apple que perdió 5,2%.
En ese clima también cayeron los bonos argentinos, con pérdidas de hasta 4%, mientras que las acciones locales que cotizan en Nueva York bajaron hasta 7%. Como resultado, el riesgo país subió 8,7% y llegó a 904 puntos básicos. El indicador que mide el sobrecosto que paga el país para endeudarse no escalaba por encima de los 900 puntos desde el 10 de junio. En Buenos Aires, el Merval bajó 1,2%.
“Wall Street se hunde 3% y arrastra todos los activos de riesgo. Los bonos y acciones argentinas sienten el golpe de forma amplificada por su mayor vulnerabilidad estructural”, sostuvo Nery Persichini, de GMA Capital.
El Banco Central salió a jugar para frenar la suba del dólar y convalidó un alza en la tasa de las Leliq de 0,58 puntos, que la llevó a 61,59%. Además, la autoridad monetaria intervino en el mercado de futuros para apaciguar la suba de la divisa.
En el umbral de las PASO, la estabilidad que venía mostrando el mercado cambiario en las últimas semanas se vio sacudida. La calma del dólar es -en parte- lo que explica la mejora en los números del presidente Mauricio Macri.
Pero todo comenzó a alterarse el miércoles pasado, cuando la Reserva Federal recortó 0,25 puntos la tasa de referencia y la llevó a 2,25%. La Fed fue más cauta de lo que el mercado esperaba y en los días siguientes hubo caídas en las monedas emergentes, un reflejo de que los capitales se quedaron con gusto a poco.
La decisión de la Fed tampoco fue del agrado de Donald Trump, quien decidió subir 10% los aranceles a la importación para algunos productos chinos para “proteger” a la industria norteamericana. China no se quedó atrás y depreció 1,2% el yuan para ganar competitividad y compensar el efecto negativo de las medidas de Trump.
Para los analistas, la incertidumbre global seguirá golpeando sobre el dólar en lo que queda de la semana. “Hoy la inestabilidad es importada en casi su totalidad”, señaló Persichini. “El peso argentino cayó en línea con la región y los emergentes. El acople fue evidente. Luce prematuro ponerle fecha de vencimiento a la inestabilidad porque depende de factores que no podemos controlar”.
Una de las dudas del mercado es cómo impactará esto sobre la inflación. En los últimos cuatro meses la estabilidad cambiaria fue clave para que el índice empezara a desacelerarse. Para julio, el Estudio Ferreres midió una inflación de 2,5%, apenas por encima del 2,4% que pronosticó el Relevamiento de Expectativas de Mercado que difunde el Banco Central. El dato oficial llegará el 15 de agosto.
“Mientras la suba del dólar no vaya mucho más allá del nivel actual la inflación va a mantenerse en torno al 2%, aunque va a estar muy condicionado a lo que pase con el resultado de las PASO”, dijo Camilo Tiscornia, de C&T Consultores.
Para Federico Furiase, de EcoGo, “para ver un traslado adicional a precios hay que ver que pasa después de las PASO. Si aumenta la incertidumbre política, habrá más presión cambiaria. Aún en una situación de estabilidad, a la inflación de agosto no la vemos por debajo del 2,3%”.