La novela Adulterio, de Paulo Coelho, que acaba de publicarse en castellano y ya trepó al primer puesto del ranking en la Argentina, rompe con el tono espiritual y de superación personal que sobrevuela en la obra del célebre autor brasileño, para adentrarse en la relación pasional de una bella mujer e incorporar una línea erótica sin abandonar la reflexión sobre los vericuetos del amor.
Contada en primera persona, la historia tiene como escenario a Ginebra, ciudad donde hace cinco años se radicó el escritor, en la que vive una mujer suiza, casada y con dos hijos, junto a su marido, un hombre rico que pese a su cómoda situación no la hace feliz.
“Cada mañana, cuando abro los ojos a este mundo ideal con el que todos sueñan y que pocos pueden conquistar, sé que el día será un desastre. Hasta principios de este año yo no cuestionaba nada, sólo seguía con mi vida, aunque de vez en cuando me sentía culpable por tener más de lo que merezco”, dice la protagonista de esta novela, publicada por Grijalbo.
“Un bello día -continúa-, mientras preparaba el desayuno para todos (recuerdo que ya era primavera y las flores comenzaban a despuntar en nuestro jardín), me pregunté: “Entonces, ¿esto es todo?”.
El azar provoca el encuentro entre ella y un antiguo novio, convertido en un político conocido, de nombre Jacob, con quien pronto establece una relación amorosa que la llena de culpa.
Linda trabaja de periodista, y tiene una vida que muchos envidiarían, aunque siente un vacío que solo esa pasión surgida de repente -cuando por su trabajo le va a hace una entrevista a Jacob- es capaz de llenar. Una atracción que desde el principio va acompañada de un fuerte voltaje erótico, aunque él está en pareja con una profesora de filosofía y no tiene intenciones de dejarla.
Ciega de celos, Linda trata de incriminarla en el tráfico de drogas, al tiempo que consulta a diferentes psiquiatras para entender lo que le sucede y finalmente escucha los consejos vertidos por un chamán de origen cubano.
La incertidumbre generada por esta nueva relación hace que Linda busque diferentes alternativas a su dolor para obtener alguna respuesta frente a una pasión cuya intensidad, le impide encontrar una salida. Esta llegará como una revelación al mejor estilo de los argumentos de Coelho.
Paralelamente al relato, irrumpen temas que hoy son frecuentes en una sociedad de consumo, como la insatisfacción de aquellos que todo lo tienen, la falta de valores y la incapacidad de mantener un compromiso con el otro.
Frente a esta debacle, sólo el amor nos da la posibilidad de remontar los errores cometidos: “Porque, a pesar de todo, es mejor no vivir que no amar”, el leit motiv de esta historia.
La novela incluye enseñanzas, frases de la Biblia, algo de mitología griega, ese cóctel tan afín a la escritura del brasileño nacido en 1947 en Río de Janeiro, que mezcla la narrativa con ese particular mensaje, al que son adeptos la mayoría de sus lectores.
En clave intimista, es la propia Linda la que cuenta sin tapujos las escenas de pasión con Jacob, en las que abunda el sadomasoquismo -con reminiscencias de “Las cincuenta sombras de Grey”-, pero siempre con el equilibrio que caracteriza al autor de “El alquimista”.
Coelho tiene varios récords en su haber: desde formar parte del Guinnes por ser el autor más traducido con la novela El alquimista, a tener más de 30 millones de fans entre Facebook y Twitter, hasta haber vendido alrededor de 170 millones de ejemplares de toda su obra.
El 25 de julio de 2002, fue elegido para ocupar el sillón número 21 de la prestigiosa Academia Brasileña de las Letras, una paradoja si se tiene en cuenta que parte de la crítica literaria de su país lo ha considerado un autor menor.
Entre sus libros figuran Once minutos, Manual del guerrero de la luz, Verónica decide morir, Las valkirias, La quinta montaña, Brida, El manuscrito encontrado en Accra, A orillas del río Piedra me senté y lloré, El demonio y la señorita Prym, El Zahir, La bruja de Portobello, Aleph y El vencedor está solo.