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La ANAC trabaja en un proyecto para regular el uso civil de drones

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La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) constituyó un equipo de trabajo para redactar un proyecto de regulación de los aviones sin piloto, drones, cuyo uso civil se intensificó en los últimos dos años y que ya produjo hechos mundiales de gran peligrosidad para el tráfico aéreo, para la privacidad y para la seguridad personal.

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La elaboración del proyecto de regulación en marcha fue confirmado por el director Nacional de Seguridad Operacional de la ANAC, Mario Massolo, y por el director General Legal, Técnica y Administrativa, Rómulo Chiesa.

Los funcionarios aseguran que la iniciativa argentina se inspira en la recomendación de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI por sus siglas en inglés) que pidió que los países miembros dicten una normativa transitoria, mientras la entidad mundial redacta una norma de carácter internacional para el 2018.

La normativa transitoria podría contemplar dos niveles: una para los artefactos de hasta 25 kg. y otra, algo más exigente, para los que van desde los 25 hasta los de 120 kg., según especificó Massolo en diálogo con Télam.

“De todos modos -aclaró el comandante Massolo- de lo que se trata es de regular el vuelo de los aviones sin piloto para que lo hagan en espacios segregados, esto es, con un techo limitado y sin que ingresen a zonas que puedan poner en peligro la aeronavegavilidad de los aviones con piloto”.

Otro aspecto que está bajo estudio del equipo de la ANAC es que a los pilotos de los drones, que manejan las pequeñas naves a distancia desde una consola, se les tendrá que otorgar una licencia, que implica controles de idoneidad como a cualquier piloto de avión.

Existe un proyecto del diputado radical por Corrientes Agustín Portela, que quiere reformar el artículo 36 del Código Aeronáutico Argentino para considerar aeronaves a los drones, atento a que “puedan circular en el espacio aéreo” y para “transportar personas o cosas”.

La ANAC no desecha la idea por completo, pero cree que es mejor legislar por separado una normativa regulatoria para los aviones no tripulados, dado que el Código Aeronáutico data de 1970.

Algunas empresas argentinas han manifestado interés por la incorporación de este tipo de dispositivos para transportar objetos, lo que les permitiría entregar con más velocidad las ventas y bajaría en gran medida los costos del flete.

Por su parte, el gigante de Internet Google manifestó su deseo de sumar drones a la flota de transporte, al igual que la empresa de comercio electrónico Amazon, que los usaría para entregar productos.

La agencia espacial estadounidense, NASA, señaló que el problema con los drones que se usen tanto como fleteros como para otras actividades “será el tránsito aéreo”.

En Estados Unidos, el espacio permitido para los vuelos de drones (que en inglés significa abejorro, insecto que produce un zumbido parecido al de las hélices) está por debajo de los 120 a 150 metros. En las ciudades, hay muchos edificios que alcanzan esa altura y muchos de los aviones sin piloto no cuentan con un radar que les permita evitar las moles de metal y concreto.

Hay otra motivación para regular el vuelo de los drones, que es la seguridad aeronáutica y la de tipo personal.

En este sentido, si bien no está probado, tampoco fue despajada la duda sobre si el avión en el que perdió la vida el candidato presidencial brasileño del socialismo, Eduardo Campos, chocó contra un dron. La Fuerza Aérea brasileña había lanzado un alerta de drones a la misma hora en que volaba la nave siniestrada de Campos.

En Alemania, durante la campaña electoral de 2013 en la que puso en juego su reelección, la canciller Angela Merkel tuvo un sofocón inesperado cuando un dron desconocido se acercó a menos de dos metros de ella mientras daba un discurso. No ocurrió nada, pero fue una advertencia.

También se piensa en la regulación de los pequeños aparatos cuando se habla de privacidad o de resguardo de un bien ante la posibilidad de espionaje industrial o comercial. Al decir privacidad en el sentido personalísimo, lo que se trata de preservar es la intimidad de una vivienda, para que alguien no utilice un dron con el fin de filmar o saber qué está haciendo el vecino.

Lo que la ANAC trata de regular es el aspecto civil con un grado de “desarrollo uno” en tecnología de drones. Otra cosa es el terreno militar, que va del grado 2 o 3 hasta los de gran envergadura, de nivel 4, que por ahora sólo están en poder de los Estados Unidos.

La tecnología militar de los drones está regimentada en forma indirecta por el Régimen de Tecnología Misilística (MTCR, por sus siglas en inglés), organismo creado por el G-7 de naciones desarrolladas en 1988, cuando advirtieron que la Argentina había desarrollado el misil Cóndor II sin el control de las potencias de occidente.

El MTCR estipuló que cualquier nación del planeta puede construir misiles pero éstos deben tener un límite de 300 km de alcance, y para superar esa distancia el país tiene que comprar tecnología que sólo poseen los países con gran poder militar que integran el MTCR y la OTAN (Organización del Tratado del Atlantico Norte). Rusia es la única nación que está por fuera de la alianza, pero no entrega su conocimiento tecnológico militar a cualquiera.

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