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Niky Cantard impulsa una Ley integral para promover la alimentación de niños y niñas en edad escolar

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Niky Cantard

Aunque existen muchas leyes vinculadas con la alimentación, ninguna pone el foco en los niños, niñas y adolescentes de manera integral: este proyecto de ley pretende integrar legislación dispersa poniendo especial énfasis en la preparación de los alimentos en las escuelas y acentuando la importancia de incorporar a los productores regionales en el circuito de compra. Fue ingresado por los diputados Cantard y Najul.

Promover la alimentación saludable en niñas, niños y adolescentes en Argentina, teniendo en cuenta las características productivas de las regiones y su diversidad sociocultural es el principal objetivo de un proyecto de ley presentado por los diputados Albor Cantard (Cambiemos, Santa Fe) y Claudia Najul (Cambiemos, Mendoza), que además despliega un largo capítulo vinculado con lo que entienden es el escenario clave para lograr la concientización a la que aspira la ley: las escuelas.

Con este proyecto de ley de alimentación saludable, los legisladores ponen especial énfasis en las regiones, en los productores locales y en uno de los principales grupos de consumidores “hiper vulnerables”, como denominan al colectivo compuesto por niñas, niños y adolescentes argentinos en edad escolar.

La propuesta parte de comprender que si bien existen numerosas regulaciones vinculadas con la alimentación de grupos etarios o con determinadas patologías alimenticias o derivadas del consumo de alimentos, ninguna apunta a concebir en su regulación integral para la protección de niñas, niños y adolescentes; y tampoco ninguna garantiza específicamente la seguridad alimentaria, entendida como el acceso a la cantidad necesaria de alimentos, de la mejor calidad posible y sin riesgos.

Es por esto que el proyecto también contiene un capítulo especial sobre la alimentación complementaria en escuelas, enfatizando en la calidad de los alimentos y minimizando el desperdicio, al tiempo que se apunta a las características productivas y alimentarias de cada región y se incluye a los productores locales como principales proveedores. Esto es lo que la ley menciona como la promoción del “circuito corto” de los alimentos, entendiendo que debería priorizarse aquella materia prima que esté al alcance geográfico del centro de preparación del alimento por sobre otros productos que deben recorrer extensos kilómetros antes de llegar a la cocina de una escuela.

“Optimizar la preparación del alimento en las escuelas y sobre todo de la compra de las materias primas que se necesitan para elaborar cada comida es un punto clave tanto para promover las producciones locales como para evitar el desperdicio”, indicó Cantard, haciendo referencia a otro de los aspectos más novedosos del proyecto. Al no existir hoy en muchos casos una manufactura integrada de la comida en las escuelas, ni tampoco de la provisión de los alimentos, se desperdicia mucho más que si las compras y la cocina estuvieran centralizadas.

Para dar cuenta de tal cantidad de objetivos, el proyecto de ley propone una serie de acciones específicas como la creación de un Programa para la Promoción de la Alimentación Saludable, integrado por diferentes organismos estatales; y la creación de un Observatorio de Alimentación Saludable, responsable de monitorear los resultados obtenidos.

También contempla la realización de futuros convenios con universidades e institutos de investigación y la puesta en práctica articulada con provincias y ciudades a través de acuerdos específicos para su instrumentación. “Hoy hay mucho conocimiento disperso sobre el tema, muchas universidades están generando acciones muy importantes como las plantas de alimentos nutritivos, que no se aprovechan a la hora de pensar en un menú nutritivo y completo para niñas, niños y adolescentes en edad escolar”, reconoció el diputado.

El proyecto de ley ya fue ingresado y se elevará a las comisiones de Educación y de Salud para su tratamiento.

En las escuelas

La iniciativa abarca tanto los menúes de comedores escolares como también las cantinas y otros sistemas de venta o distribución de alimentos presentes en las escuelas del país, poniendo énfasis en la inclusión de “alimentos sanos, inocuos, de calidad nutritivos y culturalmente apropiados”; y hasta proponiendo la inclusión de bebederos en las escuelas para fomentar el consumo de agua potable.

 

En lo que respecta a las cantinas y kioscos escolares, el proyecto prevé la elaboración de una Guía de Alimentos y Bebidas Saludables que son los que deben estar presentes para su venta y distribución, acompañados por una dirigida campaña de promoción y por listados exhibidos en las propias cantinas, en los que se informe sobre la importancia de su consumo.

“Las escuelas se incluyen porque garantizan la alfabetización en la materia, y con esto la toma de conciencia respecto a la alimentación sana e integral”, indicó Cantard.

 

Regionalidad y gradualidad

El proyecto aporta la novedad de considerar la alimentación en las escuelas como diferenciada según regiones del país y según características culturales de cada lugar, intentando que se adecuen a las costumbres de los niños, niñas y adolescentes. Además, procura que los alimentos no “viajen” muchos kilómetros para formar parte del menú sino que sean producidos en un radio cercano al de su consumo.

 

El circuito corto de alimentos incorpora alimentos producidos en espacios próximos a los espacios de consumo, lo que también fomenta las economías regionales. El proyecto prioriza “en todos los casos la compra de materias primas que provengan de productores locales, como también productos semiprocesados o procesados que sean elaborados con materia prima de producción nacional”.

 

El proyecto engloba muchos puntos que no podrán ser abordados conjuntamente sino de manera paulatina, lo cual también está considerado en los fundamentos. “La ruta estratégica hacia una política de alimentación escolar saludable es la gradualidad” y “se propone una integración paulatina y progresiva del conjunto de lineamientos”, indica el proyecto.

Entre las múltiples acciones que sugiere impulsar se encuentran priorizar el hábito del desayuno (en el hogar o en la escuela); implementar actividades educativas, de impulso y de diseño de espacios y trayectos físicos para aumentar la oferta y el consumo de agua potable en sus diversas formas, como asimismo el consumo de frutas; disminuir todas las ocasiones posibles de altos consumos de azúcar, productos azucarados, pan, exceso de papa y exceso de fideos de harina de trigo y arroz común; y capacitar al personal de cocina y docentes para una incorporación progresiva de legumbres, hortalizas, pastas o fideos de sémola y arroz integral en formas aceptables por los niños.

 

El proyecto señala que “la malnutrición se extiende como un factor limitante del desarrollo pleno”, agregando que “tiene consecuencias inmediatas y acumulativas en las capacidades cognitivas y contribuye a la aparición de enfermedades crónicas; por lo que garantizar el derecho a la alimentación debe estar en el centro del interés del gobierno, en función de contribuir a la sostenibilidad del país en el futuro”.

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